martes, 18 de agosto de 2009

Capítulo 18 - Bella


Llegamos al prado. Lucy y Alice estaban sentadas en una roca. Lucy se sorprendió al verme.
- ¡Oh, Bella! –exclamó y miró a Edward.
- No se lo he contado –dijo respondiéndole la pregunta que le habría hecho en el pensamiento- prefiero que se lo cuentes tú.
- Vale.
- ¿Me lo vas a contar ahora? –pregunté impaciente.
- Me da que no, –dijo Alice, interrumpiendo- dentro de unos 10 minutos los licántropos estarán aquí.
- Me parece que tendré que hacer de traductor –dijo Edward. ¿Iban a venir en forma lobuna? Esto iba en serio...Se escuchó un aullido. Ya estaban cerca. Edward me estrechó contra su pecho. Carlisle, Jasper y Emmett se acercaron más hacia la línea invisible. De la oscuridad aparecieron 6 lobos... no se les distinguía muy bien, pero sabía que el más grande de los lobos, negro y el que iba delante era Sam.
- Buenas noches –dijo amablemente Carlisle.
- Buenas noches –dijo Edward traduciendo a Sam. Carlisle se aclaró la voz.
- Sabemos que el suceso que a ocurrido recientemente es bastante complicado y confuso... nosotros no sabemos como explicarlo, ¿tenéis alguna idea?
Los lobos empezaron a cuchichear.
- ¿Cuánto hace que eres vampiresa, Lucy? –preguntó Sam. Lucy reaccionó.
- Apenas... 2 meses.
Los lobos volvieron a cuchichear.
- Puede... –Sam vaciló- puede que al ser tan escaso el tiempo de transformación... no se haya “rectificado” la imprimación. Recuerdo que el Viejo Quil me contó una historia... sobre las “imprimaciones erróneas”.
¿Erróneas? Vi como sobresaltaban Lucy y Embry. El rostro lobuno de Embry se crispó, volviéndose lleno de ira. Un lobo le golpeó suavemente el brazo, supuse que era Quil.
- “Imprimaciones erróneas”... –pensó Carlisle en voz alta- es bastante convincente... de acuerdo, deberíamos pensar en ello y reunirnos lo más pronto posible.
- ¿Dentro de una semana? –dijo Sam.
- De acuerdo.
Seguidamente los lobos se fueron alejando, Jacob me miró, pero no entendí lo que intentaba mostrarme. Los Cullen también se fueron alejando. Edward me cogió de la mano.
- ¿Y Lucy? –pregunté mirándola. Ella seguía sentada en la roca, mirando hacia Embry, que se iba acercando a ella.
- Será mejor dejarlos solos. –me dijo. Subimos a su coche. Me caía de sueño.
Continuará...

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