jueves, 20 de agosto de 2009

Muerte [One Shoot Twilight]

El olor era algo insoportable. El bebé me desgarraba poco a poco desde dentro. Tenía que salir.
El bebé se ahoga. Mi querido Edward Jacob se moría. ¡Sácalo! ¡SÁCALO!
Intentaba expresar aquellas palabras, pero, no podía. La sangre salía a borbotones de mi boca.

Notaba las manos cálidas de Jacob masajeándome el pecho. Y las manos frías de Edward intentando sacar a nuestro bebé...

- ¡Vamos, Bella! ¡Sé fuerte! –gritaba Jacob. Quería contestarle... yo no era la que corría peligro, sino mi bebé... mi bebé se moría...
- No puedo sacar al bebé... se va a morir. –escuché que decía Edward. ¡NO! ¡SÁCA A NUESTRO BEBÉ! ¡No puede morir!
Conseguí dejar de tirar sangre y tuve fuerza de conseguir decir algo.
- ¡Sácalo! –grité lo más fuerte que pude, el grito me desgarraba la garganta y hacía que me doliera más aún... pero, no me importaba, yo no era importante... -¡Por lo que más quieras! ¡Sácalo!
Noté la mirada de Jacob clavada en mí. Estaba asustado y confuso... fue lo último que vi con claridad. Mi visión empezó a nublarse poco a poco, empecé a ver manchas de colores hasta que, al final, todo negro. La oscuridad me abrumó.

No supe cuanto tiempo estuve a oscuras. ¿Me había desmayado mientras mi hijo moría? No podía hacer eso, tenía que ayudarle a salir.
En ese momento, noté algo que me desgarraba, me desgarraba y me cortaba. Sentía que me iba a partir en dos y no pude detener un grito de dolor. No pude abrir los ojos, mis párpados pesaban demasiado pero, lo intenté.
Al final, conseguí abrir lo ojos. La visión seguía algo nublada pero conseguí distinguir a Edward con algo en sus brazos... era algo pequeño. Levanté la mirada a los ojos de Edward, estaban tristes. ¿Qué ocurría?

Comprendí que era lo que llevaba en sus brazos. Levanté los míos poco a poco para que me pasara a la pequeña criatura que dormía en ellos.
- Dámelo. –dije mientras mi voz salía débilmente por mi garganta.
- No, Bella –dijo una voz desde el otro costado. Era Jacob que sostenía mi mano.
- ¡Dámelo! –grité todo lo fuerte que pude. Pero mi grito quedó ahogado por una ráfaga de dolor en mi pecho. Notaba como mi corazón empezaba a latir más débilmente. Estaba teniendo un paro cardíaco. Me estaba muriendo.
No podía hacer nada más, en mi cabeza, empecé a decir adiós a mis seres queridos. Pasé poco a poco todos los rostros por mi cabeza. Las más dura de despedir, la de Edward, la de Jacob y aquel ser que aun no tenía rostro, mi hijo.
Quería ver antes de morir el rostro de mi hijo... lo busqué por la sala en mis últimos segundos de vida y, allí lo encontré. Estaba encima de una camilla, quieto, sin moverse... ¿por qué no se movía? ¿Por qué mi bebé no se movía?
...
No, no era posible... ¡NO!
Comprendí lo que pasaba... no podía ser cierto... mi bebé no podía estar muer... ¡¡!!

Jadeé fuertemente. Edward se removió sorprendido. Giré la cabeza por todos lados, mirando a mi alrededor. Estaba en el avión, de vuelta a Forks de la isla Esme.
Todo había sido un sueño... suspiré, aliviada mientras tocaba mi estómago abultado.
- No te ocurrirá nada, pequeño, te lo prometo –susurré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario